La semana que viene, quizá.

Laura no se sentía diferente al resto de la humanidad. Odiaba los lunes como la mayoría del universo y detestaba los domingos por la tarde porque eran lo más parecido al lunes por la mañana. Odia los lunes y se odiaba a ella por empezar de mal humor el día, la semana y, quizá, el mes. Pero ni podía ni quería evitarlo. Estaba cansada de poner buena cara, de ser positiva de buscar algo bueno en empezar la semana con la bandeja llena de mails con trabajo que se había creado el fin de semana.  Sigue leyendo